LAS HORAS ADECUADAS PARA DESAYUNAR Y CENAR
Sea cual sea la dieta que estés intentando para adelgazar o simplemente para mantenerte en forma, es indispensable que siempre hagas las tres comidas sin saltarte ninguna ya que de no hacerlo puede ser perjudicial en tu salud y puede derivar en importantes problemas de salud.
Investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundación La Caixa, en conjunto con el INRAE, el Inserm y la Universidad de la Sorbona de París, explica que las personas que cenan y desayunan temprano tienen menos problemas cardiovasculares.
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Horarios recomendados
Resultados publicado en la revista Nature Communications, son directos en asegurar que el desayuno de debe hacer a las 8 de la mañana y la cena a las 8 de la noche.
El trabajo se desarrolló con los datos de más de 100.000 adultos del estudio NutriNet-Santé, en Francia. A todos los participantes se les pidió que informasen de forma repetida sobre los horarios de sus comidas y su composición. Además, se efectuó un seguimiento medio de 7 años, centrando la atención en las enfermedades cardiovasculares que desarrollaban esas personas.
Los resultados de este estudio pueden dividirse en tres grandes bloques:
- Desayuno: Los resultados muestran que realizar la primera comida más tarde en el día (y, por ejemplo, saltarse el desayuno), se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, con un aumento del 6% por hora de retraso. Así, una persona que come por primera vez a las 9 de la mañana tiene un 6% más de probabilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular que otra que come a las 8.
- Cena: Realizarla después de las 9 de la noche se asocia a un aumento del 28% del riesgo de padecer enfermedades cerebrovasculares, en comparación con comer antes de las 8 de la noche, sobre todo en las mujeres.
- Ayuno nocturno: Una mayor duración del ayuno nocturno, que es el tiempo transcurrido entre la última comida del día y la primera del día siguiente, se relaciona con un menor riesgo de enfermedad cerebrovascular, lo que respalda la idea de realizar la primera y la última comida del día más temprano.